domingo, 8 de abril de 2018

Tres en uno


Los acontecimientos se amontonan de tal manera que no queda otro remedio que hacer un tres en uno para intentar abarcar la rabiosa actualidad “opinativa” del país.
Por un lado nos encontramos el chanchu-master en diferido que no cursó Cristina Cifuentes según apuntan todos los indicios.
A través de su rector - la Universidad Rey Juan Carlos - ya ha dejado meridianamente claro que ni hay Trabajo Fin de Master, ni hubo lectura del mismo ante tribunal, ni hubo tribunal. El profesor que dirigió su master también ha cantado ante los medios de comunicación que falsificó el acta con el que la Presidenta amenazaba a los madrileños con no dimitir, “No me voy, me quedo, me voy a quedar…”. Nos queda saber su versión ante la fiscalía. 
Las firmas que figuran en el acta son falsas, ergo las notas también. Una funcionaria modificó las notas  sin el acta que lo autorizara ¿Influyó en la señora Calonge su amistad con Cristina?  
Con la denuncia interpuesta tendrán que comparecer ante los tribunales todos aquellos implicados en el escándalo. Por si las moscas, la señora Cifuentes ya se ha sacudido las posibles culpas penales y ha dejado el muerto encima de la mesa a la Universidad Rey Juan Carlos. Con su pan se lo coman por lameculos, complacientes y falsificadores.
Pero si los responsables del delito de falsedad documental están en la Universidad, la beneficiaria del presunto delito se encuentra presidiendo la Comunidad de Madrid. Ella sabe a ciencia cierta que ni estuvo en las aulas cursando el master, ni presentó el TFM, ni lo defendió ¿Qué más necesita Ciudadanos para empezar la regeneración?
Quizás esté fiando la suerte a encontrar un magistrado licenciado en la Rey Juan Carlos que sea comprensivo con su cuna formadora. No son raros los jueces y fiscales propensos a tratar con magnánima condescendencia los deslices de los políticos de PP. De hecho la cúpula de la familia jurídica es más proclive a defenestrar jueces que se ponen incómodos con sus autos antes que protegerlos para consagrar la independencia judicial.
Que en España la separación de poderes dista mucho de ser una realidad ha sido certificado por la justicia alemana, la belga, la suiza y la escocesa. La euroorden de detención dictada contra los miembros del Govern afectados ha sido puesta en solfa, al igual que la imputación del delito de rebelión  ha sido desoída.
Ni los lamentos y lloriqueos de bufón  cortesano - con micrófonos regalados por el dedo benefactor de la otrora omnipotente Esperanza Aguirre- ni los artículos de inflamada pasión patriótica de pueblerino cateto van a hacer de Federico Jiménez Losantos otra cosa que un junta letras condenado sucesivamente por difamación e insultos.
En esta ocasión ha dado un pasito mas con sus cortas piernas, la alegoría de los 200.000 rehenes alemanes en Baleares y los estallidos de cervecerías en Baviera, es muy ilustrativa ¿No tiene nada que decir la fiscalía?
Tampoco parece que determinadas soflamas vertidas en diarios digitales merezcan la atención de los tribunales. Según A. Digital el atentado sufrido en Münster  - aludiendo a la existencia del “Karma” como mano justiciera para recomponer injusticias - ha sido consecuencia de la mala conciencia que los alemanes tienen debido a la sentencia que niega la entrega de Puigdemón acusado de  un delito que para el juez alemán no existe: el delito de rebelión a la española.
¿No cumple esa publicación y la del “junta letras” con los requisitos para ser procesados por incitación al odio? ¿No es enaltecimiento del terrorismo?
No, ¿Estáis tontos o qué? Para la Judicatura española, terrorismo es que unos cuantos nativos de Euskadi tengan una trifulca de bar con unos tipos que visten tricornio en su trabajo y les produzcan alguna lesión y un par de moratones por minúsculos que sean.  Así les pueden tener en prisión provisional sin fianza durante 510 días de momento.
Para la Judicatura española, enaltecimiento del terrorismo son las representaciones de los titiriteros,  los rap de Pablo Hasel o las letras de Valtonyc, nada que ver con los patrióticos escritos de la prensa cavernaria.
Por esos insignificantes motivos, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos acostumbra a condenar al Estado español a multas e indemnizaciones. Últimamente nos ha dicho que quemar fotos del “Preparao” del “ Campechano” o de sus “Consuertes” NO es delito.
Tampoco debería estar penado decir que el rey está borracho cuando lo está. Eso ya vendrá aunque tenga que ser vía Europa.
Hoy tenemos la trifulca monárquico-familiar en primera página de actualidad: una abuela de raíces nazis ofendida, un abuelo declarado irresponsable perpetuo intentando poner orden, una periodista republicana elevada a los altares monárquicos emulando a lady Di, una niña maleducada ofendiendo públicamente a su abuelita y un pasmarote descolocado sin saber qué hacer.
Esa es España y su Jefatura de Estado.

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