lunes, 13 de marzo de 2017

Voces desde las catacumbas

Imaginemos por un instante que hay una vida ulterior, sí, ya entiendo que es difícil desde una postura racionalista pero no seáis tiquismiquis y seguir el hilo del juego. Pues bien, en esa coyuntura espacial de almas dormitando en un mundo extraterrenal el ánima atormentada de Richard Nixon tiene que estar maldiciendo por haber sido el primer y hasta ahora único presidente estadounidense dimisionario. Triste honor y más triste demérito.
Los  periodistas de investigación - Bernstein y Woodward - destaparon Watergate, un escándalo  de espionaje al Partido Demócrata impulsado, auspiciado y escondido por altos cargos de la administración Nixon. Consecuencias: Renuncia de Nixon, descredito del Presidente e incapacitación para el ejercicio de la abogacía en todo el territorio de la Unión.
Su yo espiritual debe vagar lastimero por los caminos de la trascendencia lamentado haber nacido y aposentado en USA en lugar de ser nativo de Hispania ¡Otro gallo le hubiera cantado!
En primer lugar nunca se le hubiera pasado por la cabeza dimitir, antes muerto que sencillo dimisionario.
Encontrar un juez Sirica es harto complicado en esta piel de toro; aunque lo verdaderamente difícil es que el juez – que alguno ha habido (Garzón, Silva, Bermúdez, Castro y pocos más) – no sea inhabilitado, procesado, condenado, perseguido, retirado o vilipendiado antes que el culpable sea juzgado. Cosas del clima debe pensar la atribulada alma de Richard ¡Ay si hubiera sido español! Lamenta con dolor el espíritu afligido.
En esta Unión de naciones en las que ser “un” único Estado significa que debe haber menos de dos identidades, disfrutamos de un curioso sistema social por el cual determinados políticos están aforadamente protegidos incluso en casos de delitos comunes. Los órganos de gobierno judicial son “independientemente” designados por el Poder partidista de los políticos y los medios de comunicación desarrollan “la libertad de expresión” que marcan los dueños de las cabeceras, emisoras de radio y televisiones.
Aquí tenemos una clase político/eclesiástica-judicial exenta de responsabilidades alegando ignorancia o solicitando perdón por los errores ¿Mueren unos cuantos militares en accidente aéreo por viajar en una tartana con alas? Responsable el conserje que no encendió la calefacción del Ministerio de Defensa. Trillo no podía estar en todo; ¿Hay unas muertes en un macro festival del Madrid Arena? Bastante tiene la alcaldesa Botella con tomar café con leche en la plaza Mayor como para estar pendiente de los servicios de inspección de espectáculos; ¿Las cajas de ahorros contravienen todas las normas de funcionamiento bancario? El gobernador del Banco de España está en otras labores más importantes como las de recomendar que los asalariados se aprieten el cinto que está “muy malita la cosa”, ¿Eres un curilla pederasta? Tranquilo, pides perdón, te confiesas y te mandan a otra parroquia a seguir educando niños en el arte de amar al prójimo con sotana y a que sufran en silencio al clérigo que se les aproxima.
Pero, por encima de todo, aquí tenemos una clase periodística tipo Victoria Prego, la voz en off del Felipismo hortera,  que sale a la palestra para clarificar lo que no debe ser el periodismo.
Tras admitir sin pestañear que Carlos (Húsar de la Reina) Herrera insulte sin parpadear a la alcaldesa Ada Colau y al alcalde Santisteve, menosprecie a los militares normales (qué alguno hay) equiparando milicia con militarismo, manipule a sus beatillos oyentes con falsedades, medias verdades, mentiras completas y estupideces varias, vertidas de forma oral en la Cope o escritas en el  Semanal, llame gilipollas a todo hijo de vecino que tenga unos microgramos mas de cerebro que él (sencillo por otra parte); a la susodicha momia paleontológica - presidenta de APM  (Asociación de Prensa de Madrid) -  se le abren las carnes para denunciar inadmisibles presiones de Podemos dirigidas a débiles periodistas que se sienten amenazados por la “fuerza” depredadora de una formación política de nuevo cuño. Recordar que funciona sin débitos bancarios,  carece de accionariado relevante en el empresariado de medios informativos y tiene muy pocas teclas que tocar en cuanto a las represalias a ejercer.
Curiosamente comparece la Presidenta de la APM (Victoria Prego) en un intento de rememorar glorias pasadas y denuncia sin pruebas desde la tele-pulpito obispal. Sin dar nombres de las supuestas víctimas, sin identificar al denunciante y sin señalar a los acosadores vierte tremendas acusaciones contra una formación política a la que atribuye prácticas delictivas. 
La Presidenta de APM reniega - micrófono en mano - del código de conducta periodístico atribuyéndose capacidades para ejercer una especie de  salvaguardia judicial que en absoluto le corresponde. Incumple la primera de las obligaciones del periodista al no informar debidamente de un hecho relevante. En su lugar se dedica a juzgar caciquilmente escondiéndose tras un supuesto deber de custodia. Adopta la pose del camaleón para esconder sus propósitos que no son otros que servir a su amo actualmente encarnado en una tal Susana.

Resuenan las voces de los cavernarios en los pasillos de las catacumbas; con un poco de suerte sólo las oirá el apesadumbrado espíritu de Richard.

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