viernes, 28 de octubre de 2016

Fin de ciclo

Preguntaba una niña a su padre: ¿Papá que es el Medievo?
Al pobre hombre, preocupado como estaba por los problemas cotidianos de la vida, la hipoteca, un ere en su empresa, la factura de la luz y una avería que sufría su monovolumen la pregunta le pilló desprevenido, balbuceó un… bueno…esto… pues la Edad Media supongo.
Su hija le miró esperando la continuación de la explicación, al ver que esta no se producía insistió en su indagación: ¿Pero cómo se vivía en España durante la Edad Media?
Pues parece ser que fue un periodo de tránsito entre la caída del imperio de Roma y la conformación de un nuevo orden político/social, los nuevos señores se apoderaron de los bienes, tierras, campos y las vidas de los súbditos, las cuales se auto otorgaron en propiedad. Se inició un periodo oscuro con la siempre inestimable ayuda de la Iglesia. El disidente era ahorcado, el incrédulo quemado y el pobre zarandeado.
En este punto el padre se miró en los ojos de la niña, le enterneció su inocencia y dijo:
Voy a ponértelo fácil, elimina la tablet, el smarphone, la consola e internet y lo que queda es la Edad Media. El amo sigue siendo el amo, el siervo continúa siendo siervo, la Iglesia no ha perdido ni un ápice de poder, la diferencia de derechos en función del nacimiento se sigue dando. Seguimos en el Medievo.
Pero papá… ahora no hay amos, no hay siervos, tenemos democracia.
El padre se dio cuenta que tendría que emplear algo de tiempo, mucho tiempo, en explicar a su hija la realidad en la que vivía.
Sí hija mía, sí hay amos, todavía existen los siervos ¿Cómo podemos llamar al presidente corrupto de un banco estafador sino cacique actual? ¿Qué nombre le damos a un obrero explotado?  Sí la mitad de tu miserable salario lo tienes que destinar -durante prácticamente toda tu vida laboral - a pagar el lugar en el que tienes que vivir ¿Qué nombre le ponemos a eso? esos son unos nuevos esclavos y todo esclavo tiene un amo.  Cuando los nuevos dueños dictan disposiciones injustas que sustraen derechos básicos previamente alcanzados es sometimiento. Cuando la población está obligada a subvencionar las juergas y fiestas de los poderosos eso es vasallaje. En el momento que no te permiten ser libre eres un esclavo.
En cuanto a la democracia… el hombre exhaló un profundo respiro y continuó.
La democracia es mucho más que una palabra, infinitamente más que una definición, la democracia es una aspiración humana, es un sueño inalcanzable de libertad, es la proyección de la dignidad humana en estado de igualdad. Nada que ver con lo que vivimos.
Cuando a la democracia se le colocan apellidos mal vamos. La Democracia Popular, la Orgánica o de cualquier otro tipo están muy lejos de la idea primigenia de democracia. La Democracia Representativa tan alabada hoy por los prohombres tampoco tiene sentido en el momento que los representantes olvidan la voluntad de los  representados y (cuando hay dudas) la mejor forma de conocer la voluntad de estos últimos es preguntarles, dejar que emitan su opinión.
La democracia no concede derecho de pernada a los nuevos caciques, o por lo menos es un derecho que no debería ser concedido.
Habrás oído estos días a muchos políticos importantes, unos cercanos al Pleistoceno (Rodríguez Ibarra, Felipe González, Alfonso Guerra, Corcuera, Leguina…) otros más modernos e incluso actuales (Susana Díaz, Madina, Zapatero…) que se han hartado de decir y proclamar la necesaria obligación de admitir las decisiones de unos pocos en contra de la opinión de unos muchos. Los pocos son los amos y los muchos son aquellos a los que no se les pregunta, a los que se silencia por miedo a recibir una respuesta contraria a los intereses de los jerarcas.
La democracia representativa deja de tener validez cuando se hurta el valor de la representación, cuando prevalece la opinión del representante sobre la del representado.
Individuos como el ex presidente Ibarra se convierten en “cabareteras” de escenario en escenario exhibiendo sus vergüenzas con la proclamación de los pensamientos que albergan. El resumen es muy simple:
Según Ibarra es lícito  presentarse ante la sociedad ofreciendo unas opciones, unas ideas y un programa, pero se reservan la prerrogativa de cambiar en cualquier momento para ajustar las circunstancias a oscuros intereses que solo ellos conocen y que nunca han sido ni van a ser puestos sobre la mesa.
Ocultan de forma premeditada sus intenciones hasta alcanzar el poder, una vez logrado su objetivo se olvida lo prometido. Curiosa idea la que tienen estos dinosaurios sobre la DEMOCRACIA.
La niña después de escuchar con atención preguntó desconcertada:
¿Entonces, si no es democracia qué es?
Pues tal y como nos dicen, es el periodo más largo de derechos humanos que ha disfrutado este país, ¡imagina la calidad de su historia!
Pero  mira, dijo el padre, si vas a comprar un vestido de una marca y después de pagarlo cuando lo desenvuelves en casa te das cuenta que te han dado una falsificación ¿A eso cómo lo llamarías?
Creo que es una estafa dijo la niña.

Pues eso hija mía - aunque le den una mano de pintura legalista - cuando se manipula la voluntad a través de la mentira el resultado es una estafa.

jueves, 20 de octubre de 2016

Hablando de ética

Voy a comenzar confesando que he cambiado de opinión, la primigenia idea que impulsaba este escrito era el programa “Salvados” que emitió la sexta el pasado domingo 16 de octubre. El documental sobre el “Astral” y su esforzada misión humanitaria no pueden pasar desapercibidos. Jordi Évole ha vuelto, una vez más, a marcar la pauta de lo que debería ser una norma en la información: denunciar casos gravísimos de aprovechamiento de las necesidades para lucro de unos indeseables que tienen todo pero necesitan más.
En una entrevista anterior a la emisión del programa contesta Jordi que los motivos que le impulsan a abandonar la temática política en su nueva etapa son, sobre todo, la escasa incidencia que en general ejerce sobre la sociedad una denuncia repetida en clave política.  Es decir; el desánimo le lleva a buscar otras vías para llegar a involucrar a la ciudadanía en la resolución de los problemas. Argumenta y no sin razón que se usa con excesiva frecuencia la ignorancia para ocultar la inacción de la  sociedad ante barbaries de gran calado. Su ejemplo es esclarecedor, la sociedad alemana argumentó el desconocimiento ante el genocidio nazi aun cuando el olor a carne quemada se extendía por el orbe germánico como una pesada losa. Debían pensar que los vecinos estaban de barbacoa. Muchos días y muchas barbacoas.
Su intención, la de Évole, es dejar al personal  con las vergüenzas al aire cuando sus nietos les pregunten. ¿Y qué hacíais ante el drama de los refugiados y las pateras?
¡Qué ingenuo es este  Jordi! Le podemos  anticipar las respuestas que tendrían cabida en su documental: estaba trabajando, buscaba trabajo, me preocupaba de la familia que bastante tenía, ¿Quién les mandaba venir?, Hijo no sé yo de esas cosas no entiendo. ¿Queréis más excusas? Creo que son suficientes.
Astral recaudará unos miles de euros, será tema de conversación durante unos días y ya, fin, a otra cosa. Al igual que Sahara, Somalia, Sudan, el Congo, Granada, Túnez, Nigeria,  Liberia, Haití… la lista es interminable;  India, Bangladesh, Yemen, Libia, Ucrania, Kosovo…  Noticia leída noticia vieja.
Aplausos para el periodista por su iniciativa informativa y su intento de involucrar a la sociedad en la resolución de los problemas, mis condolencias por su estrepitoso fracaso, no de su programa que seguro que tiene un éxito atronador, sino de su iniciativa. Los parámetros de indiferencia e indolencia seguirán siendo los mismos, la opinión pública se olvidará de las victimas en cuanto la prensa se lo proponga, utilizarán a la Pantoja, a Terelu, a Paquirrín o Ronaldo, da igual, un reality desmemoriante   causará los efectos secundarios anestesiantes para que continúe  el adormecimiento poblacional.
Han provocado muchísimas más reacciones sociales los abucheos estudiantiles a Felipe y a Cebrián que las denuncias de Jordi Évole sobre las prácticas que llevan a cabo unos desaprensivos.
Políticos, tertulianos, columnistas, cadenas y rotativas se han hecho eco de la protesta  en la Universidad de Madrid por la conferencia programada de dos individuos que cuando menos deberían dar explicaciones ante los tribunales. Uno por sus actividades en Panamá, el otro por aquello tan grave que - según sus propias palabras - hizo en Euskadi.
Uno es la voz y el medio de propaganda, el otro es el responsable brazo ejecutor.
Todavía sigue sin despejarse la “x” que el juez instructor colocó en la cúpula de los “GAL”, ¿A eso se refería González cuando hablaba de lo que  hicieron bajo su mandato en el País Vasco que era tan feo? Claro que tener a toda su cúpula del Ministerio del Interior, Ministro incluido, condenados no deja en muy buen lugar al Presidente del Gobierno aunque la memoria colectiva lo haya olvidado, exactamente  igual que olvidará los programas como el “Astral”.
Se enfurecen los paniaguados de siempre arremetiendo contra los estudiantes que boicotearon la intervención de dos personajes infames de la historia española mas reciente.  Aluden al respeto a la libertad de expresión  para afear la conducta de los boicoteadores. ¡Ahora salen con la libertad de expresión!
¿Cuántos medios de comunicación tienen los abucheados como para necesitar utilizar en su propaganda  las aulas de la Universidad? ¿No les parece suficiente el Grupo Prisa? ¿Ha usado Cebrián el mismo rasero con sus trabajadores discrepantes? Categóricamente ¡No!, los ha despedido por hacer uso de la libertad periodística (Aguilar, Berlín...)  ¿Y Felipe?
Mira por donde después de haberse comido hace años a su clon Isidoro, el “dios de los bonsáis” nos ha premiado con otra lección que resumida  tras el “Sanchicidio” podría quedar así:

El verdugo no suelta el látigo de forma voluntaria, hay que arrancárselo de la mano y para que no pueda coger un palo para seguir golpeando  es necesario arrancarle la mano.

miércoles, 12 de octubre de 2016

la ley y los partidos

Siete años después de comenzar el juez Garzón la instrucción de un caso que acabaría denominándose “Gürtel”, (Correa en alemán) estamos empezando a asistir al macro juicio que buscará determinar las responsabilidades de los implicados. Para analizar algo tan complejo vamos a ir por partes.
Los “Delitos”.
Se llenarían páginas para enumerar uno a uno los delitos que se imputan a los acusados. Pongan ustedes la lista de delitos contra la propiedad del Código Penal, añadan los delitos que el mismo Código contempla como cometidos por servidor público, condimenten con los actos contra las administraciones, sazonen con una pizca (más bien unas toneladas) de desfachatez y tendrán la ristra de tropelías que los acusados tienen sobre sus cabezas.
Los “Acusados”.
Sólo hay que revisar la lista de invitados a la boda de “La tercera Infanta” y encontraremos a todos. Eso sí, habrá que añadir a  algún que otro tonto del haba que pasaba cerca. Se me ha escapado lo de tonto del haba, quería decir listo que se hace el tonto.
Los “Tribunales de Justicia”.
Los aparatos de la  Justicia como siempre: ¡Bien gracias!
La Justicia es lenta, sectaria, discriminatoria, pusilánime e injusta, ¿Por qué  todos estos adjetivos calificativos?
Pues de atrás adelante diremos que es injusta en su génesis, desde el inicio, simplemente por su lentitud. Una justicia tardía no es tal justicia, será otra cosa, pero difícilmente alcanzará la primigenia función para la que ha sido concebida: Restituir el mal ocasionado.
Es pusilánime por no haberse atrevido durante el recorrido del caso a tomar medidas contundentes que llevaran a los ciudadanos a pensar que efectivamente vivían en un Estado de derecho con separación de poderes. Desde el inicio de la causa hemos tenido la sensación de estar asistiendo a una parodia. Registros tardíos, destrucción de pruebas, fiscales domesticados,… muchos  factores que invitan a pensar que nada garantiza que el desarrollo del proceso sea limpio y ejemplar.
Discriminatoria es un adjetivo amable, caben algunos más duros y que definirían mejor la calidad de la  neutralidad de la justicia en este doliente país. Podríamos haber dicho que es: Segregacionista,  antojadiza, improcedente y arbitraria. El juez Baltasar Garzón y su sucesor el juez Pedreira tienen adecuadas explicaciones a todas y cada una de las calificaciones otorgadas. Uno – Garzón – por haberlas sufrido en sus carnes, el otro – Pedreira – por haber tenido que salvar una interminable carrera de obstáculos.
Y por supuesto es extraordinariamente sectaria y cobarde, no se ha atrevido a llegar hasta el final en lo que a medidas cautelares se refiere y tan solo las ha adoptado con las partes más débiles del proceso. Es decir con las partes que no representaban una carga de profundidad contra la línea de flotación del llamado régimen del  78. Había que preservar a determinadas personas e instituciones a salvo de toda sospecha, aunque los indicios apuntaran directamente al corazón de un sistema corrupto “per se”.
Oyendo a uno de los  portavoces (Joaquim Bosch) de Jueces para la Democracia el desánimo que nos puede invadir es proporcional a la falta de valor de los magistrados. Decía  su señoría  que  en el caso hipotético de ser condenado el Partido Popular, la pena a imponer deberá ser devolver la cantidad percibida de forma irregular: blandito, blandito. La pena debería ser proporcional al daño ocasionado, es decir: al igual que a un deportista dopado romper las reglas de la práctica deportiva le supone ser incapacitado  para competir; a un partido político dopado le debería inhabilitar como formación política. Tendría que acarrear la disolución del partido (expulsión de las citas electorales) y que nazca de nuevo, con nuevos dirigentes, nuevas propuestas, nuevos estatutos y entonces se podría creer mínimamente en el sistema.
Recordemos que han sido expulsados de la carrera política (aplicando una ley de partidos más que cuestionable)  formaciones que tenían como delito estar contaminadas por no declarar su repulsa expresa del terrorismo (una mera formalidad) o por albergar entre sus miembros a personas de marcada tendencia aberztale, personas sin delitos o amortizados con el cumplimiento de la condena.

¿Qué hacer con una formación embarrancada en el doping político? Fácil: expulsarla del sistema democrático. No lo veremos, pero que no pase no quiere decir que no sea lo justo y necesario tal y  como suelen orar la mayoría de ministros del OPUS DEI que casualmente representan a una gran parte del Gobierno disfuncional.