domingo, 14 de febrero de 2016

Va a ser que no

Sería conveniente empezar a colocar a cada uno en su sitio. De la derecha mediática sabemos que no debemos esperar objetividad informativa, con el pesebre no se juega. Ahora bien, deberíamos intentar que se vieran obligados a ser objetivos los medios de comunicación que se tildan de neutrales, hay que empezar a decir que existen otras formas de informar, que cuando un juez acapara la atención por dictar autos extraños debe ser obligado a fundamentar el auto con alguna coherencia legal y no arguyendo una sarta de incongruencias encontradas en el estercolero de su ideología.
El respeto a la JUSTICIA tiene que ser un parámetro de comportamiento sí, pero a la JUSTICIA con mayúsculas, no al simulacro con el que se nos obsequia un día sí y otro también por parte de tribunales tan politizados que únicamente les falta llevar la chapita del partido que les patrocina.
Hemos oído con más frecuencia de lo deseable la consabida frase de “respetamos y acatamos la sentencia aunque no la compartimos” pues si no la compartes ¿cuál es el oculto motivo que te induce a respetarla? acatarla entiendo que se haga; no queda otro remedio pero ¿respetarla? ¿Por qué razón? ¿En qué genoma de nuestro ADN tenemos grabado el respeto a las situaciones arbitrarias generadas por  la caprichosa interpretación que un individuo hace de determinado artículo del Código Penal?
Resulta de todo punto claro y notorio que nuestro sistema judicial necesita un urgente paso por la disciplina democrática, además de desfasado muestra una alarmante carencia de control de calidad.
El penúltimo capítulo lo hemos encontrado en el encarcelamiento de los dos titiriteros por orden de un magistrado de la Audiencia Nacional.
A una representación teatral cuya finalidad es denunciar la manipulación por parte del poder, un insigne al que tenemos que tener respeto, lo llama “enaltecimiento del terrorismo”.
Que el Fiscal y el Magistrado actores hayan encontrado en el espectáculo indicios de delito denota tal vocación por las piruetas que desempeñarían mejor su trabajo bajo la carpa de un circo. Que sean incapaces de entender la representación de las marionetas no convierte a los titiriteros en delincuentes.
La “gracia” de su señoría ha supuesto cinco días de prisión de máxima seguridad, incomunicados, acojonados y todo ello  ofrecido  por la gentil prescripción judicial. Cinco días, 120 horas, 7200 interminables minutos privados de libertad por representar una parodia con muñecos de trapo delante de un auditorio de aproximadamente una docena de personas ¡Una docena!
Al tiempo que esto sucede  los componentes del Gobierno en funciones buscan los micrófonos para volver una y otra vez a aterrorizar a la población con el advenimiento de las siete plagas si son desalojados de sus poltronas por mor de las matemáticas parlamentarias.
Tremendas desgracias nos esperan cuando Pedro Sánchez llegue, si es que llega, a cerrar acuerdos de Gobierno con fuerzas políticas afines. La política del miedo que tantos réditos electorales les ha proporcionado vuelve a primera línea aderezada con una pose que pretende exhibir firmeza ante los escándalos.
¡No se pasa ni una más! Exclama aireado Mariano, que pasa ¿hasta ahora se hacía la vista gorda? ¿Dónde tienen puesto el baremo? ¿Los titiriteros a la cárcel y los chorizos ya y tal?
La dureza judicial con la representación de las marionetas choca frontalmente con la falta de presteza a la hora de exigir responsabilidades a quienes muestran falta de diligencia en el cumplimiento de sus obligaciones. Recordemos el caso Madrid Arena, la alcaldesa de rebote - Ana Botella - resulta tan irresponsable como incompetente, le basta alegar ignorancia para verse fuera del proceso. Su responsabilidad como autoridad al frente del  Ayuntamiento no aparece por ningún lado.
A los Poderes Judiciales les importa un higo que los Organismos Públicos encargados del control de los espectáculos -  Ayuntamiento y Delegación del Gobierno – acrediten las correspondientes medidas de control  para regular la afluencia y así vigilar que no se sobrepase el aforo con el fin de evitar catástrofes. Para los Magistrados es escasamente relevante la angustia de los padres cuando sus hijos acuden a un espectáculo. Los Tribunales  están mucho más preocupados por las marionetas.
Debe de ser que emulando a Rajoy dicen: ¡Ya no pasamos ni una más! ¡A la próxima tomamos medidas!
Puestos a perseguir ensalzadores  me asalta la tremenda curiosidad por saber si  la Audiencia Nacional actuará con carácter preventivo y algún día tendrá el valor de Ilegalizar la Fundación Francisco Franco por ensalzamiento del golpismo. Aunque con jueces provenientes del antiguo Tribunal de Orden Público creo que va ser que no.


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