domingo, 26 de abril de 2015

Dos Prendas

Ya ni sorpresa produce. Se está convirtiendo en práctica habitual despertar cada mañana con un nuevo asunto que salpica el comportamiento canallesco de alguno de los políticos punteros.
El que nos ocupa hoy ha sido destapado por la Agencia Tributaria que ha sacado a la luz pública los ingresos de dos eméritos del Partido Popular, uno es Federico Trillo-Figueroa y Martínez-Conde, el otro implicado tiene una denominación de origen más corta; Vicente Martínez Pujalte.
Tampoco son comparables sus carreras y trayectorias, Federico ha sido Ministro de Defensa, Presidente del Congreso, Embajador,… en cambio Vicente debe conformarse con unas humildes portavocías como la de Asuntos Económicos.
Sus nexos de unión son extensos y variados: la militancia en el PP, su agresiva verbosidad contra los oponentes políticos, el uso de cualquier tipo de resorte legal para esconder las vergüenzas de los colegas, (en este punto el actual embajador en Londres es un experto) ¡Qué mala suerte que existan grabaciones y hemerotecas para avergonzar semejante proceder!
El vinculo que les hace verdaderamente afines es su ideario y ¡Cómo no! La Obra. La pertenencia al OPUS DEI es el eslabón unificador de la poderosa cadena de poder que ha encumbrado a los personajes en cuestión.
Azote de los partidos opositores, poseedores de la única verdad, adalides de la pureza patriótica, contritos meapilas, ahora descubrimos que tenían otro vínculo. Uno más: La constructora Callosa.
Según consta en la Agencia Tributaria, los amigos Trillo – Pujalte percibieron  de la constructora (casualmente ubicada en Valladolid, reducto inexpugnable del Partido Popular desde los tiempos de Aznar)  generosos pagos.
¿Los motivos de los pagos? Indemostrables.
Por lo que ha declarado la pareja debemos deducir que ambos tienen una conversación tan amena y didáctica que - durante el tiempo que lleva tomarse un cafelito, o trasegar una comilona - explicaban de viva voz al responsable de Callosa la estrategia empresarial para acometer con éxito la expansión de la empresa y éste, abducido por tan excelsa sabiduría, les soltaba unos miles de euros de vellón en pago a sus consejos.
También hemos conocido que las recomendaciones no llevaron a ninguna parte. En realidad tampoco lo sabemos porque, ya que no hay prueba documental de los asesoramientos, nada puede ser atribuible a los asesores, ni los éxitos, ni los fracasos.
Martínez Pujalte ha dejado entrever que su actuación no resulta muy ética.  El ambiguo reconocimiento de su falta de pudor para aprovecharse de la condición de diputado con la finalidad de conseguir ingresos adicionales es un paso cortito, pero un paso. Tampoco debemos olvidar que durante sus explicaciones en el Congreso disfrazó la verdad para ocultar que la empresa asesorada realiza sus operaciones empresariales con la Administración en un altísimo porcentaje. Prácticamente todas su actividad está enfocada a trabajos para la Administración Pública.
De Federico Trillo no tenemos que esperar un comportamiento diferente al que ha tenido: Esconderse y contraatacar.
No nos va a sorprender la táctica  de un personaje que se definió perfectamente cuando eludió cualquier tipo de responsabilidad y se colocó de perfil en el lamentable caso del Yak-42. Eran de esperar las respuestas del urdidor de la táctica de desprestigio de la Justicia y de los jueces en el caso Gürtel. Se esmeró en  asociar las actuaciones judiciales relacionándolas a una trama elaborada contra el PP. Después se calló y como recompensa fue premiado con el nombramiento de  Embajador de España en Londres.

Ese es el nivel de la clase política que nos gobierna. Estamos en manos de unos “prendas” que se resisten a soltar la presa.  Parodiando al ínclito: “Manda Güevos”.

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