domingo, 9 de noviembre de 2014

Envoltorio de Bellas Palabras

Buscan palabras bonitas para distinguirse de la plebe, no importa su comportamiento, el caso es ser diferentes, ser especiales, distintos.
Con esa sencilla estratagema se colocan en las alturas aun cuando su comportamiento sea deleznable y nada edificante, terminan inventando vocablos para definirse de manera que entre ellos y el populacho haya una clara distancia.
Hace tiempo un buen amigo me contaba una anécdota que había vivido durante la celebración del cumpleaños de la marquesa de… dejemos que permanezca en el anonimato.
La fiesta se estaba celebrando en los jardines de la finca de la familia, en un marco incomparable que dirían los cursis, se había preparado un ágape para agasajar a los invitados. Durante la preparación, que llevaron a cabo personalmente la señora marquesa y alguna de sus amigas mas intimas, entre orden y orden que daban al servicio, se tomaban un refrigerio para soportar estoicamente el duro trabajo que implicaba dirigir las operaciones de catering.
Era el mes de Agosto y naturalmente hacía mucho calor,  lo que unido al trajín de los preparativos producía sed entre las damas.
Un Martini tras otro, las horas fueron cayendo hasta que todo estuvo preparado y fueron llegando los participantes. En ese momento el señor marques con compungida voz notificaba a los invitados que la agasajada no podría comparecer pues se encontraba indispuesta. El revuelo que provocó este anuncio quedó desvanecido por el escándalo que se oyó al caer al suelo una bandeja.
Desde el interior de  las instalaciones se oían los improperios que recibía la sirvienta culpable del escándalo. Por el mismo motivo que  la señora estaba indispuesta, la criada estaba borracha.
Los nobles son muy dados a buscar calificativos diferenciadores.
En la actualidad, lo que para el común de los mortales sería calificado como robo,  desfalco, hurto, rapacería,  atraco, rapiña o mas vulgarmente choriceo, para los intocables han establecido una palabreja que marque distancias: “ Corrupción”.
Para saber de qué nos están hablando nos vamos al diccionario de la RAE y encontramos la respuesta:
Del latín “corrupti -, corruptionis”  
·         Acción y efecto de corromper. Del Latín corrumpere
En concreto, emana del vocablo “corruptio”, que se encuentra conformado por los siguientes elementos: el prefijo “con-“, que es sinónimo de “junto”; el verbo “rumpere”, que puede traducirse como “hacer pedazos”; y finalmente el sufijo “-tio”, que es equivalente a “acción y efecto”
Lo que nos lleva a la acepción: hacer pedazos algo.
·         Otro significado: En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica de sus gestores que consiste en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho propio ya sea económico o de otra índole.
·         Otra acepción: Alterar o trastocar la forma de algo.
Todos estos conceptos pueden ser utilizados para definir la situación. Ciertamente están haciendo pedazos, están rompiendo la armonía social, están consiguiendo que la desconfianza en las instituciones sea el estado anímico habitual.
Efectivamente han utilizado las instituciones públicas, o sostenidas con medios públicos para provecho propio.
Y claro que han trastocado y alterado la forma de las cosas, tanto es así que han convertido la sanidad en su negocio, la educación en una quimera, las comunicaciones -  tipo metro de Valencia o Alvía - en un peligro, las construcciones deportivas en una estafa y la democracia participativa en una mierda.
Pero con todas estas definiciones únicamente alargan el tiempo para establecer los mecanismos jurídicos que les lleven a la cárcel. Hace años que el código penal contempla las penas por robo, por malversación, por estafa, por enriquecimiento ilícito y para que seguir,… por toda suerte de delitos que han cometido al amparo de puestos de privilegio y auspiciados por el desmantelamiento  que han sufrido los mecanismos de control. ¿Dónde estaba la Intervención del Estado? ¿Dónde los auditores de cuentas? ¿Dónde el Banco de España? ¿Dónde el Consejo General de Poder Judicial? ¿Dónde la fiscalía?
Ahora los grandes partidos, PP y PSOE (grandes por tamaño, no por comportamiento), nos obsequian con grandilocuentes declaraciones para articular medidas en la lucha contra la corrupción. Para troncharse de risa, en el mismo escenario un individuo (Monago)  proclama que devolverá lo hurtado –cobrado indebidamente – y su jefe (Rajoy) avala su comportamiento. ¡Ole la lucha contra la corrupción!.
Cerca de allí, en Sevilla, Díaz  se esmera en defender a Manolo Chaves y Pepe Griñan, como si hubieran sido de cartón piedra durante su etapa como presidentes de la junta de Andalucía. Y Sánchez busca su espacio para luchar contra la lacra. Difícil búsqueda, para un político trabajar sin ideología es tan difícil como para un árbitro arbitrar sin silbato.
Es mucho más fácil, la marquesa está borracha porque ha bebido, los autores de las tropelías son ladrones porque han robado, o cómplices por colaboración o encubridores por no denunciarlo.
¡Basta de  eufemismos! ¡Se acabó buscar nuevas palabras! Apropiarse de lo ajeno es robar. Sin mas.


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